Despierto
y estás ahí
acurrucada.
Amanece a pesar de todo
y mis manos comienzan en tu noche
y mis rezos terminan en tu vientre.
Soñé que no llegabas.
Ya no distingo
qué es dormir,
qué es estar despierto.
Porque en mi sueño era ignorante
y hoy conozco la ciencia de los sabios.
Porque en mi sueño perdí toda virtud
y ahora te miro como un hombre bueno.
No quiero ya dormir.
Solo quiero ver cómo esta luz joven
cincela tu rostro
mientras bostezas,
mientras sonríes.